- Te deseo lo mejor
-Entonces quédate conmigo

martes, 28 de octubre de 2014

❥ Una sola noche sin fantasmas en las paredes.


Hoy vengo a pedir una noche sin echarte de menos.

He llegado a la conclusión (aunque esto en el fondo yo ya lo sabía) de que es por las noches cuando más me viene tu nombre a la cabeza. Es en esas horas en las que no sabes si irte a dormir o subir el volumen de la música cuando me doy cuenta de que tu imagen me visita con más frecuencia, pero sin ti.

Quién sabe por qué, tal vez sea el hecho de que se me acaban las distracciones que intento exprimir durante todo el día para no acordarme de tus ojos mirándome desde la distancia y sin embargo tan cerca que queman, o tu sonrisa gritándome que importa, que importamos. Tal vez sea que simplemente te echo de menos a todas horas y es en la número veinticuatro cuando algo dentro se agrieta un poco más porque ha pasado otro día sin hablar contigo. Mientras está el sol en lo más alto del cielo y mientras quedan segundos en el reloj antes de que acabe el día sé que hay una oportunidad (cada vez más pequeña) de que me hables, te hable o milagrosamente nos hablemos. De que me pienses, de que resulte que no me has olvidado.

Podríamos ser tan grandes juntos...

Es esa sensación de vacío en el pecho constantemente al preguntarme si tú también estarás sintiendo toda esta mierda dentro del pecho, porque he intentado matar las mariposas y se han convertido en cuervos, que vuelan y se chocan contra mis costillas cuando intento que salgas de mi cabeza.
Y lo peor de todo es que ni siquiera sé si merece la pena arriesgar y dejar que el sueño me abandone por las noches, no se si esto es real o la imaginación me está jugando una mala pasada, porque cierro los ojos y veo como me sonríes, y no se si son sombras o de verdad estás ahí.

Tal vez sea que simplemente ambos estamos ya demasiado hechos polvo y el miedo nos frena. Tal vez estemos demasiado asustados porque ni tú ni yo estamos acostumbrados a esto de sentir que caemos en picado cuando se cruzan nuestras miradas. No sé, puedes llamarme loca, pero tal vez solo necesitemos tocarnos una vez para darnos cuenta de que es contigo con quien quiero despertarme y es conmigo con quien quieres perderte.

Y es que es por las noches cuando veo tus fantasmas en las paredes, susurrándome que espere un día más y pidiéndome que nos acerquemos poco a poco hasta que no quede espacio para el aire entre nosotros. Que desaparezca el tiempo y se pare el mundo.

Y es que podríamos ser tan inmensamente enormes juntos...

Que dueles.


jueves, 23 de octubre de 2014

❥ Si pudiera soñar...


Creo que estamos demasiado acostumbrados a despreciar las pequeñas cosas que nos hacen grandes. Solemos pasar por alto los detalles creyendo que no valen nada, pero se nos pasa recordar que los grandes edificios no se construyen solos y que Troya no se tomó en un día.

Me gusta dormir. Qué simple suena ¿verdad?
Tan fácil como cerrar los ojos y acompasar la respiración entre silencio y oscuridad.
Tan básico como recargar energía y relajar el cuerpo, dejar sueltos los músculos.

Me gusta meterme en la cama y sentir como el frío de los huesos desaparece poco a poco y el calor de mi cuerpo (o del tuyo, cuando hay suerte) me calienta hasta lo más profundo del alma. Me hace sentir bien la sensación de seguridad que da estar envuelto entre sábanas suaves y pensamientos acolchados.

Oh, pero sin duda lo que mas me gusta de dormir es poder soñar, porque cuando sueñas dejas a un lado lo real y te conviertes en el dueño de tus propias ilusiones.
Tan increíble como borrar el dolor y las malas experiencias y construir otras desde los cimientos. Ser capaz de imaginar una realidad paralela en la que eres y sientes lo que tú quieres ser y sentir.
Nadie puede tocarte, nadie puede alcanzarte.
Nadie puede hacerte daño.

Si pudiera elegir me quedaría dentro de los sueños. Esos en los que no puedes correr demasiado rápido, el cielo no es azul y la hierba no es verde porque simplemente no hay colores. Todo es ambiguo, tan ambiguo como los sentimientos. No se siente demasiado dolor y tampoco se ama intensamente hasta sentir que tu pecho explota en mil pedazos.
Se agradece.

Si pudiera elegir querría ser la persona que logro ser en mis sueños. Alegre, risueña, dispuesta a correr caminos sin saber donde van a acabar. Dispuesta a tirarme por acantilados sin ver el océano al final de la caída porque sé que haré que el golpe sea indoloro.

Si pudiera elegir... elegiría una realidad alternativa en la que solo estuviéramos tu y yo, sin necesidad de palabras ni de gestos malintencionados. Sin agujas en los relojes y sonrisas tímidas. Sin tener la lluvia el poder de mojarnos ni el sol la capacidad de quemarnos. Sin todo aquello que nos aleja y que nos hace seguir siendo dos desconocidos.

Si pudiera...

Si pudiera elegiría vivir soñando.

Pero siempre contigo.


martes, 14 de octubre de 2014

❥ Por aquellas historias inventadas.


Que poco me interesa ya leer historias de esas que acaban con finales felices y corazones completos.

Que gran engaño ese de las perdices y que desteñido está ya nuestro principie azul, que de tanto meterse en aguas turbias se le ha ensuciado el traje y a saber donde se dejó el caballo.

No, eso no son historias.

Yo quiero contar historias sobre cómo nos quisimos de la manera menos romántica y más salvaje y nuestra que encontramos, sobre cómo se nos perdían las palabras de aquel cuento entre las sonrisas que nos regalábamos.

Quiero poder decir que mi héroe no tenía capa sino unas ganas tremendas de arreglar ilusiones rotas y una atracción peligrosa por las causas perdidas como era yo.

Voy a poner dos puntos más a aquel final y a construir una historia nueva para nosotros.

Vamos a dejarnos las flores y a regalarnos ganas de arriesgar.

¿Quién me va a llevar a mi al jodido país de las maravillas a perseguir conejos con relojes de bolsillo y gatos con sonrisas brillantes de medias lunas?


lunes, 13 de octubre de 2014

❥ A veces el frío es lo que más quema.


Me dijeron que era demasiado rara para este mundo de patrones cortados siempre por las mismas tijeras, ya demasiado oxidadas, que dejan los rastros de errores que una y otra vez marcan la tela a la que llamamos personas.

Me dijeron que no era suficiente para una sociedad en la que menos es más y no serás nadie si no vistes, hablas, piensas y actúas como tu vecino, el de al lado, y el de más allá.

Me dijeron que la belleza era subjetiva y después marcaron un canon para mentes cerradas y ojos nublados de esos que solo ven líneas continuas en papeles ya muy pintados. Gritaban que ser perfecto era imposible y sin embargo ahí estaban todos, poniendo más allí y quitando más de aquí para rozar aquello que era lo que ellos creían correcto.

Me llamaron antisocial y lo que ellos nombraron como insulto no era más que toda una virtud, y no era tampoco esa la definición, sino selectiva. Ser selectiva significa que mientras todos llegaban con brazos abiertos, sonrisas falsas e hipocresía quemándoles las tripas yo, con mis brazos cerrados y mis labios apretados veía, juzgaba y elegía quién merecía ser llamado amigo y quién iba a fallarme antes de abrir la boca, y es que para ellos la felicidad consiste en llenar páginas de facebook con listas de amigos, mientras que para mí es ser capaz de estirar los dedos de una mano con nombres que sé que van a estar ahí mañana, y que además lo harán porque de verdad quieren hacerlo.

¿Esto es bueno? Para mí es lo más grande, porque significa que me cuesta hacer amigos, pero cuando los hago... son de verdad. Que me cuesta querer, pero cuando lo hago... Dios, cuando lo hago lo hago hasta reventar. Que si tengo que arriesgar soy la que más arriesgo, que si tengo que pelear soy la que más peleo, y lo doy todo y más por esa persona. Porque cuando alguien me gana me gana en todos los sentidos y aspectos posibles, se gana mi alma y se gana mi pecho. Me gana completamente, y entonces me tiene, incondicional e irrevocablemente suya.  

Ellos se empeñaron en juzgar sin haber conocido primero, en abrir la boca sin haber abierto primero la mente y en disparar sin ni siquiera haber mirado cual era el objetivo. Creían saberlo todo y no sabían de nada, y es que las palabras se quedan solo en palabras si llegan a los oídos vacías.

Hoy puedo decir que soy quien soy porque así me han hecho. Soy esto.

Se ha convertido en costumbre escuchar que soy demasiado fría, pero es que a veces las personas frías son las que más queman, y cuando queman... lo hacen hasta el hueso. 

Solo necesitan a alguien dispuesto a prestar un poco de fuego.


miércoles, 8 de octubre de 2014

❥ Creer es crear; eso, para existir.


"No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Donde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a Ud. correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respires! Dar el no a todos los "no"
y descansar: Morir".

GABRIEL CELAYA.

Permitidme hoy deleitaros con la introducción de este poema que viene muy al caso para lo que me apetece contaros.  Decir que Celaya tiene una manera muy especial de decir las cosas es una obviedad tan clara que no merece la pena mencionar, y es que hay poetas con alma y poemas con alma, y éste... tiene las dos.

Vamos a dividir esto en cuatro bloques siguiendo la estructura de esta poesía. 

Hablemos primero del por qué de un mundo lleno de normas que nunca llegan a nada y de esa ya tan famosa frase "Las reglas están para romperlas" que me parece además de liberadora, saludable. Saludable en muchos sentidos. Y es que esta vida es demasiado corta para dejar que decidan por nosotros qué es lo "correcto", pues al final acabamos estableciendo reglas para los demás y excepciones para nosotros, y tan perjudicial es desdeñarlas como ceñirse a ellas en exceso.
Eso, para empezar.

¿Por qué esa obsesión con milimetrar nuestras palabras y recoger con cuentagotas nuestros ideales? Vivimos en una sociedad en la que la forma de vida está ya marcada a fuego con el mismo molde para todos cuando ni siquiera llegamos a parecernos. No hay un individuo igual a su vecino, e intentar conseguir que dos personas piensen, actúen, hablen y vivan de la misma formas es una total, absoluta y enorme gilipollez. No hay nada más bello que el individualismo ni más fuerte que lo especial, y para ser especial... hay que ser diferente. 
Eso, para seguir.

Voy a apoyarme en una frase del gran Albert Espinosa que tanto me ha enseñado de la vida, y es que "Si crees en los sueños, ellos creerán en tí. Creer y crear son dos palabras que se parecen y se parecen tanto porque están muy cerca. Tan cerca que si crees... se crea". Y es que al final la vida es eso, creer que podemos crear y crear para ser alguien, pero que sea porque de verdad disfrutamos creando y no porque nos han dicho que es lo que debemos hacer. 
Eso, para vivir.

Y llegados a este punto, vamos a hablar de un mundo diferente, un mundo en el que quitamos todos los "Noes" para que al final solo nos queden "Síes". Está bien romper las reglas. Está bien saltarse prohibiciones. Está bien ser diferente, porque cuando dejemos este mundo (y lo dejaremos, cada uno de nosotros a su debido tiempo) lo que quedará serán las huellas de nuestros actos, lo que hayamos creado y lo que hayamos hecho que nos diferencie de los otros miles de millones que vivieron exactamente igual que nosotros.
Eso, para morir.

Somos muchas personas en un mundo demasiado pequeño, así que no se tú, pero yo... yo voy a hacer que mi estancia aquí sea como YO quiero que sea y voy a pelear por dejar mi marca personal, algo que me diferencie, que me permita sentir que dejo algo de valor tras mis pasos.
Se trata de escuchar tu fuerza, crear tu lucha... y dejarte guiar.
Por tí.

domingo, 5 de octubre de 2014

❥ Pequeñas sonrisas y grandes armaduras.



Ella solía ser de esas chicas a las que le gustaba más el silencio que las palabras siempre y cuando no salieran de una canción. Entonces eran siempre bienvenidas. Además también era de aquellas que podían decir más con una mirada directa a los ojos que con mil explicaciones que al final nadie iba a acabar escuchando o simplemente olvidarían, como solían olvidarla también a ella.

Aquella chica había aprendido a llevar siempre consigo una armadura que nadie podía ver pero que era fácil sentir porque si intentabas tocarla te chocabas de lleno contra un muro. La llevaba como una protección contra la vida y todas las decepciones que habían lanzado contra ella con el tiempo, Ya desgastada y un poco vieja aquella armadura se había convertido en su mejor amiga, la que evitaba que le llegaran las risas, las miradas o los dedos que la señalaban desde la distancia. Siempre pensó que aquella armadura era sinónimo de fortaleza, pero una vez más con el tiempo fue consciente de que no era sino una cruz de debilidad que arrastraba con todo el peso de su alma.

Nunca fue de las que hablaban en voz alta a no ser que le preguntaran ni tampoco de las que sonreían mucho, ni poco en realidad. Nada sería la palabra correcta. Y es que para ella las sonrisas no se contaban como sonrisas si no salían del pecho. Estirar los labios y enseñar los dientes sin que el sentimiento llegara a los ojos nunca fue para ella digno de una definición válida como esa.

Añadiremos también que aquella pequeña e idiota incomprendida estuvo toda su vida tan acostumbrada a ser tratada de mala manera que cuando alguien intentaba acercarse para darle cariño o mostrarle respeto se alejaba. Se alejaba porque no aceptaba el hecho de que alguien pudiera querer sacarle una sonrisa. Una sonrisa de las de definición.

Sin embargo un día alguien llegó y empezó a amar sus inseguridades, y aquellos miedos que parecían crecer cada noche quedaron reducidos a pequeñas sombras en las llamas de una vela. Los fantasmas de su pecho dejaron de hacer ruido y las sonrisas llegaban a sus ojos de una manera que la asustaba, porque aquellos ojos grandes y tristes que nunca se habían iluminado ahora reflejaban una luz digna de los destellos de la luna llena. Alguien la quiso y entonces... ella también se quiso. Se quitó la armadura y la cambió por un montón de canciones que de repente ya no la hacían querer estar en silencio. Ahora ella quería vivir.
Vivir.
Pero siempre con él.
Porque en aquella ecuación seguía habiendo una armadura, pero esta vez... esta vez era él quien la llevaba, y la llevaba para luchar contra todo por ella.
Siempre por ella.


miércoles, 1 de octubre de 2014

❥ Levanta la cabeza y enseña los dientes.


Hoy vengo a hacer una promesa: Se acabó.

He pasado mi vida sintiéndome inferior a todos y siendo la persona más insegura sobre la corteza de la tierra. No me he valorado. No me he cuidado. Me he creído prescindible y nada necesaria, y tal vez fuera cierto o tal vez no, pero estoy cansada de llevar sobre los hombros un peso que yo misma me estoy echando a cuestas. No me he sentido bien conmigo misma desde hace tantos años que... bueno, ni siquiera recuerdo si alguna vez lo hice. Pero se acabó.

He decidido apretar los dientes y levantar la cabeza. Dejar de compararme con cada persona que se cruza por mi camino y pensar "es mejor que yo" o "nunca estaré a su altura", porque con el tiempo (y he necesitado mucho) me he dado cuenta de que no podemos compararnos porque no somos iguales, ni uno de nosotros. No hay nadie más guapo que nadie ni más inteligente ni mas importante, no hay nadie más nada que nadie ni menos porque cada uno somos único a nuestra jodida manera.

Ha llegado la hora de quitarme los miedos y sacar la sonrisa que llevo escondida dentro años. Me han repetido hasta la saciedad que debería sonreír más y yo siempre les he respondido que estaban locos. Nunca he encontrado nada por lo que hacerlo, pero ahora lo tengo. Me tengo a mí, y es suficiente.

He decidido dejar de necesitar a nadie y no permitir que nadie sea tampoco la razón de mi felicidad, porque lo que se consigue con esto es depender de algo que va a destruirte tarde o temprano, y no merece la pena. Lo único seguro para guardar la felicidad somos nosotros mismos, e incluso así ocurre que dejamos que se pierda.

Durante años he dejado que me pisaran. Tocada y hundida tantas veces que cuando volvía a pasar ya no dolía, porque no había dejado de hacerlo todavía. He sido demasiado buena en un mundo de hijos de puta, y eso me ha pasado factura. Me ha hecho más fuerte.

Yo antes solía poder con todo, me consideraba muchas cosas pero débil nunca fue una de ellas hasta que un día resultó ser lo único que podía llamarme. Débil. Cobarde. Demasiado frágil en un lugar donde llueven constantemente piedras sobre tu cabeza.
Ahora volveré a los comienzos. Aquellos tiempos en los que si me pisaban gritaba y no me quedaba en silencio, y si tenía que morder mordía, y si tenía que joder... era la que más jodía.

Es fácil marcarse metas y algo bastante más difícil cumplirlas, pero sin retos ¿Qué nos diferencia de los que se quedan quietos?

Voy a cambiar, y si con ello me destruyo... bendita destrucción.

Porque se acabó ser débil.

Y es que nuestro peor enemigo se esconde dentro del pecho y ataca desde dentro.